Un spoiler impensable

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junio 16, 2010 por carlosalonsoromero

Voy a reseñar una película ultranazi que vi anteayer y ya de entrada les aviso que, frente a un abuso ideológico semejante, no veo otra opción que reventarles el final y hacer sangre de todo su elenco de intérpretes, guionistas y productores. Este artículo es en realidad un inmenso SPOILER, de modo que, de aquí en adelante, aténganse a las consecuencias.

La película, cuyo intérprete más conocido es Samuel L. Jackson, tiene dos únicos escenarios y no contiene apenas efectos especiales, por lo que bien podríamos estar ante una de aquellas películas que la crítica considera DE ACTORES (a saber qué será el resto de películas).

Bien, pues en esta película De Actores se aborda el tremendo problema del terrorismo internacional. Ahí es nada. Terrorismo, que ya en sí es un problemón, pero además internacional, es decir, concerniente a varios países a la vez. Agárrense, que vienen curvas.

El planteamiento es relativamente sencillo: un hombre blanco americano de Akron, Ohio, que de repente se quiere hacer llamar Yusef, en plan Cat Stevens, y que, fruto de su experiencia como artificiero en los marines, ha construido unas bombas atómicas caseras con aspecto de compresores para neveras. Hasta aquí, nada sorprendente. ¿Qué cómo ha conseguido uranio? Vamos, vamos, traten de adivinarlo… ¡Exacto! ¡La mafia rusa! Material de desguace puesto en circulación por exmilitares comunistas. Sin ir más lejos, yo el otro día compré una barrita en el cash converters, para lo que me pueda servir.

Bien, el caso es que en los primeros minutos de la película se alterna a Yusef grabando el clásico video-casero-de-reivindicación-islamista con escenas de despacho de una unidad del FBI expertos en contraterrorismo y otros asuntos muy graves de seguridad interna nacional.

La protagonista principal, que no es otra que la moza de Matrix, interpreta a una señora jefa hipermasculinizada, sin familia ni aficiones ni resto alguno de coquetería. Como concesión a la mujer, los guionistas le conceden el no ser exalcohólica. Claro que también puede ser un despiste. Estoy completamente seguro que si el personaje se lo hubiesen dado a un hombre lo hubiesen hecho exalcohólico. Un agente del FBI, para ser creíble, debe estar torturado por su afición al pimple. No me pregunten porqué. El caso es que el aspecto de la moza refuerza el estereotipo: falda por debajo de la rodilla, pelo de presentadora de telediario y pistola en el cinto. Pero para que sepamos que, a pesar de su dedicación al trabajo y su look rottenmeier, ella también siente y sufre porque para eso es mujer, los guionistas le montan una escena en un semáforo en la que saluda a un niño con un falso gesto militar… Porque díganme: ¿hay algo más bonito que la sonrisa de un niño?

En definitiva, y para centrarnos un poco más en su rol de jefaza, se trata de una señora con dos cojonazos que vocea órdenes a su subordinados en clave de sol:

-Nate, deja ya de rascarte el trasero y ve a por expediente de McKaskin… Curtis ¿qué tenemos sobre el asunto de Chicago? Y dime: ¿por qué lo saben en la tele antes que en este departamento? ¿A qué se supone que nos dedicamos, Curtis? ¡Maldita sea, mueve el culo! ¡Estoy rodeada de inútiles!

Etcétera etcétera…

Entretanto Yusef, que desea parlamentar con el FBI de tú a tú para exponer sus peticiones, se deja apresar por el ejército y es retenido en un recinto de máxima seguridad que no existe ni en los mapas y que, si ustedes tratan de encontrar, verán que ni siquiera aparece en el Google Earth. Por supuesto, los del ejército son retratados como los zotes que todos sabemos que son, de modo que requieren la ayuda de los del FBI… y ahí es cuando llega la Señora Cojonazos con su tropa de incompetentes Curtis, Nate y todos los demás..

Por supuesto, lo primero que tenemos es lo que ya se conoce en el mundo del cine como La Escena de la Jurisdicción.

La Escena de la Jurisdicción, para que ustedes asuman su significante en toda su longitud, viene a ser más o menos esto:

Señora Cojonazos (en adelante SC):  ¿Qué pinta el ejército en todo esto? Los asuntos de contraterrorismo son nuestra competencia aquí… ¡ya pueden empezar a recoger sus cosas, subnormales!

Comandante de los Marines (CM):  ¡Tenemos una autorización especial de la oficina del presidente para actuar en este asunto! Si ustedes están aquí es sencillamente porque nos lo han impuesto… pero le advierto, otra salida de tono como esta y llamo al presidente y se quedan todos ustedes blancos y haciéndose caquitas…

SC: ¡Brrrr!

CM: ¡Brrr!

Y después de la Escena de la Jurisdicción llega la Escena de los Procedimientos Adecuados, otro clásico en el género policiaco-militar (que por cierto, antes del 11S eran dos géneros diferentes; hoy, en este estado de excepción permanente, la seguridad interna y la defensa nacional se juegan en un mismo terreno). Dicha escena se produce cuando SC llega a un recinto inmensa en donde han montado una sala de torturas de paredes blancas y aspecto de interior de un submarino atómico. En ella, tienen a Yusef encapuchado, colgado por los pezones a la Richard Harris mientras le están aplicando descargas eléctricas para que se le vaya soltando la lengua.

A todo esto, el ejército ha traído, por orden directa del presidente, al tío-más-loco-de-américa, que no es otro que Samuel L. Jackson (creo que la L viene de Lerdo), que es el torturador más despiadado que jamás nadie haya conocido. Todo un Ed Gein con autoridad federal. La concurrencia de Samuel Lerdo Jackson y la SC conducen al segundo rifirrafe: la Escena de los Procedimientos Adecuados.

SC: ¡No estoy dispuesta a tolerar que se torture a un detenido! ¡La tortura no conduce a nada! ¡Si le torturan, con tal de darles algo, terminará explicándoles mentiras!

SLJ: ¡Usted no entiende nada! ¡Miles de civilians morirán si no le pego como mínimo 850 bofetones a Yusef! ¡No es hora de remilgos! ¡Plaff! (golpe en el esófago a Yusef con un gato hidráulico).

Entonces, para que se vea que Lerdo Jackson está muy muy loco, se sienta junto a Yusef y, sin mediar palabra, le corta un dedo con un hacha de bombero. Ñaca. Por supuesto, a todo esto SC ya ha salido de la sala y ha ido al baño a enjuagarse la cara como signo de indignada resignación.

Los siguientes tres cuartos de hora son una infumable repetición de imágenes de tortura gratuita y escenificaciones de rabia burocrática por el asunto de los Procedimientos Adecuados y las Jurisdicciones anteriormente mencionados.

Llega un punto, sin embargo, en que la cosa gana un poco de interés: la tortura lleva a una falsa confesión de Yusef que hace que los agentes comandados por la SC activen sin querer un bombazo en un centro comercial que termina con la vida de 53 civilians. La SC, por supuesto, vuelve a la sala de torturas tremendamente indignada, agarra un estilete y empieza a cortar el pecho de Yusef… En ese momento, un cruce de miradas entre Lerdo Jackson y SC da a entender que SC por fin ha comprendido que contra el Terrorismo Internacional bien valen unas descargas en el escroto o una sesión de waterboarding. Ahí llega un momento clave:

SC: ¿No te importan las 53 personas que has asesinado?

Yusef: ¡Jajaja! ¡Qué inocente eres! ¡Ese es el número de muertes diarias que provocamos en los países que hemos invadido!

A partir de este momento, Yusef ve que ya se le toma más en serio y decide hacer sus reivindicaciones: “soy muy patriota y, por el bien de mi país, exijo que el presidente anuncie el cese del apoyo financiero a las dictaduras del mundo árabe y la retirada de las tropas de Afganistán e Irak”. Como se ve: unas peticiones de lo más coherentes y justas. El loco terrorista Yusef empieza a desdibujarse… Yusef quiere hacer el bien y el resto son marionetas del aparato capitalista-militar estadounidense. Aunque supongo que esa no debe ser la percepción del público americano.

De ahí en adelante, Lerdo Jackson, que no está dispuesto a dejar pasar la película sin mostrar todo lo loco que está, toma las riendas de la función, hace entrar a la mujer de Yusef y la degüella sin contemplaciones. Después, hace entrar a los dos hijos de Yusef y se produce una escena confusa en la que la mitad de los asistentes se escandaliza y la otra mitad solicita el sacrificio de los infantes para evitar la muerte de los civilians que Yusef pretende con sus tres compresores de nevera. Esa es la parte que da nombre a la película: Lo Impensable. Porque lo que Lerdo va hacerle a los niños de Yusef, como él mismo apunta, es impensable. Lógicamente, Yusef canta las direcciones de las tres bombas para salvar a sus hijos. SC reacciona rápido y saca a los niños de allí, porque, como he dicho antes, ante todo ella es una mujer sensible a la sonrisa de un niño…

Finalmente, se produce una escena tarantiniana en la que, sin saber muy bien como, Yusef roba una pistola y, con muy buen criterio, se vuela la tapa de los sesos. Cualquiera preferiría la muerte a un suplicio semejante. Bravo por Yusef.

La última escena muestra a unos soldados desmontando una de las bombas… aunque justo antes de los títulos de crédito, finaliza la cuenta atrás en otra bomba ubicada en la habitación contigua a la de los artificieros. Cha-chaaan. Y justo entonces, fade to black, Directed by y toda la mandanga.

Explosión nuclear al canto.

Y tras esta ración de ochenta minutos de intrigas, tortura y situaciones muy inverosímiles y forzadas, quedan las interpretaciones. ¿Cuál es la enseñanza de la película? ¿Que la tortura no sirve para nada porque al final hay pánico nuclear de todas todas? ¿Que la tortura ha servido para desactivar algunas de las bombas colocadas por Yusef? ¿Qué las fuerzas ordinarias y los procedimientos establecidos por EEUU no pueden asegurar la seguridad de sus ciudadanos? ¿Qué tarde o temprano el terror estallará de nuevo en las entrañas de la bestia?

Mi opinión: se trata de una justificación, no de una protesta. El subtexto que se sigue todo el rato es «a ver, chavales, el mundo es sucio y la tortura está mal, sí, pero al final compensa». Es, en todos los sentidos, una película abyecta. Moralmente sucia, muy sucia.

3 pensamientos en “Un spoiler impensable

  1. Alberto dice:

    Hostias,

    Un planteamiento bastante similar al de «Five Fingers», protagonizada además por Laurence Fishburne (otro que salía en Matrix)…

  2. Maria Fernanda dice:

    Estoy totalmente de acuerdo con tu crítica, la película no es para hacer pensar sino para justificar la tortura y hace quedar como unos idiotas a los que están en contra de ella. Es una terrible propaganda política a favor del terrorismo de Estado. Lamentablemente cuantos abran que piensen igual y cuantos se dejaran convencer con los ejemplos extremos de tres bombas nucleares que matarán a millones.

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